miércoles, 9 de febrero de 2011

PRONTA RECUPERACION PROFESOR SANTA

DESDE ESTE ESPACIO ROGAMOS AL TODO PODEROSO QUE EN ESTOS MOMENTOS DE ENFERMEDAD EL PROFESOR GILBERTO SANTA QUIEN LABORA EN EL ATLETISMO DE SABANA DE TORRES SE RECUPERE DE SUS DOLENCIAS FISICAS.

LA FAMILIA DEL ATLETISMO HACE PLEGARIAS POR SU RPONTA RECUPERACION

HISTORIA EN ENTREVISTA DE ALEJANDRO CASAÑAS


Foto Alejandro Casaña y Osmani Garcia cubanos residenciados en Barrancabermeja y Bucaramanga Santander-Colombia en dònde cumplen funciones de entrenadores.

Alejandro Casañas, una vida de obstáculos
Autor: Néstor Calixto
29 Jan 2011
[Alejandro Casañas, el primer vallista cubano medallista olímpico y recordista mundial (Foto: Cortesía de Alejandro Casañas)]

Un día como hoy, el 29 de enero de 1954, nació en Guanabacoa Alejandro Francisco Casañas Ramírez. Casañas fue el primer gran vallista cubano y uno de los tres mejores especialistas de vallas altas de Cuba, junto a los campeones olímpicos Anier García y Dayron Robles.

Casañas vive actualmente en Colombia, en la ciudad de Barrancabermeja, donde labora como entrenador de Atletismo. Aunque nunca quiso irse de su país, las circunstancias de la vida lo hicieron tomar esa decisión.

Sus éxitos deportivos


Antes de Casañas el evento no lograba superar el nivel regional y Alejandro lo llevó a otro status. Él fue el primer Campeón Panamericano de 110m c/v que no provenía de los Estados Unidos, cuando se impuso en los Juegos de Ciudad de México 1975. Luego obtuvo el subtítulo olímpico en Montreal 1976 y en 1977 tocó el cielo con su récord mundial de 13.21 en las Universiadas de Sofía. Tenía solamente 23 años.

Obtuvo tres medallas de oro en Juegos Centroamericanos y del Caribe: Santo Domingo 1974, Medellín 1978 y La Habana 1982. En Panamericanos también se agenció tres medallas: a la dorada de 1975 debemos sumar dos plateadas en San Juan 1979 y Caracas 1983, más el quinto puesto en Cali 1971. Su quinta participación sería en Indianápolis 1987, pero veremos por qué no pudo asistir.

En Campeonatos Centrocaribeños fue un consistente ganador. Se impuso en cuatro de ellos, Xalapa 1977, Santo Domingo 1981, La Habana 1983 y Nassau 1985. En Kingston 1971, con 17 años, terminó cuarto.

Las Copas del Mundo fueron un escenario propicio para que Alejandro Casañas mostrara su talento. En estas lides, creadas por la IAAF en 1977, se ubicó en tres ocasiones entre los tres primeros: segundo en Düsseldorf 1977, tercero en Montreal 1979 y otra vez segundo en Roma 1981. Los Campeonatos Mundiales llegaron muy tarde para él. Solamente pudo asistir a la primera edición, en Helsinki 1983; allí hizo su carrera de primera ronda y no se presentó en semifinales.

En la magna cita del deporte, los Juegos Olímpicos, Alejandro también dejó su estela de éxitos. Aunque en ambas ocasiones, Montreal 1976 y Moscú 1980, estuvo a las puertas del título (sendas medallas de plata), él piensa que ganó las dos carreras. En la ciudad canadiense perdió el oro por 3 centésimas mientras que en Moscú fue aún más ajustado pues una sola centésima lo separó de la gloria olímpica. En 1972, con 18 años, asisitó a Múnich, pero allí no terminó su carrera de primera ronda.

Casañas fue también profeta en su tierra, pues ganó, en 110m c/v, 10 títulos en los Memoriales “José Barrientos”, la más importante cita internacional que se disputa en Cuba.

Casañas y el Salón de la Fama del Atletismo de CAC

Todos estos éxitos serían más que suficientes para permitirle ascender al Olimpo de los inmortales del Atletismo de Centroamérica y el Caribe. Si a ellos sumamos su récord mundial de 1977, debería estar, sin discusión, en el Salón de la Fama del Atletismo de CAC.

Aunque Alejandro Casañas siempre fue un ganador en las pistas, su carácter impulsivo y su manera directa de decir las cosas le trajo serios problemas durante su carrera deportiva y luego de esta.

Es hora de que se haga justicia con Alejandro Casañas, el primer gran vallista cubano.

En 2003 se instauró el Salón de la Fama del Atletismo de Centroamérica y el Caribe y muchos han sido los atletas que han ingresado al mismo, un Olimpo reservado para los más grandes. El país al cual representó el atleta, lo debe proponer. Ya han tenido lugar cuatro ceremonias y aún Casañas no ha sido avalado por Cuba.

Este homenaje, que le rinde la Confederación Centroamericana y del Caribe de Atletismo a sus mejores exponentes de siempre, tiene una deuda con Alejandro Francisco Casañas Ramírez. Ojalá esta entrevista sirva para que los dirigentes deportivos de Cuba consideren a Casañas para la próxima edición del Salón de la Fama del Atletismo Centrocaribeño. Para mí y, me aventuro a decir que, para la gran mayoría de los amantes del Atletismo, él es un gran campeón y merece formar parte de este pabellón de inmortales.

Si Cuba no lo hace, sepa Casañas que él es parte del Salón de la Fama de nuestros corazones, algo posiblemente más valioso que la política con que ellos miden su valor atlético.

La entrevista

Los invito, de la mano de Alejandro Casañas, a un breve recorrido por su vida, sus logros deportivos y sus momentos amargos. Todos seremos testigos de revelaciones inéditas de este grande de las pistas, que hoy día vive lejos de su tierra y que sueña con una sola cosa, el reconocimiento de su pueblo y su deporte, a quienes tanto ama.

¿Cómo llegaste al deporte?

A través de una captación de talentos realizada en el municipio de Guanabacoa, de donde soy oriundo.

¿Qué es lo que recuerdas con más cariño de tus primeros años en el deporte?

A todos mis compañeros de equipo, los profesores (del deporte), las tías, como le decíamos a las señoras de servicios y señores también y los profesores docentes.

¿Quién fue tu primer entrenador?

En la EIDE (Escuela de Iniciación Deportiva) fue Luciana Grant. Luego Luis Washington y Teresa Aldama, pero quien me enseño qué era una valla y cómo pasarla fue Oscar Rojas aunque nunca hizo un plan de entrenamiento para mí. Era el profesor de Educación Física en mi colegio.

¿Por qué te inclinaste hacia el Atletismo, en tierra de peloteros?

Me decidí por el atletismo porque me gustó correr desde niño y aproveché la oportunidad que me dio la captación de talentos antes mencionada.

¿Tomaste parte en los Juegos Escolares? ¿En qué años? ¿Qué recuerdas de aquellos tiempos?

Participé en los Juegos Escolares de 1968 y 1969. Recuerdo que era un honor asistir a los mismos, llevar la camiseta de La Habana y obtener una medalla de oro, incluyendo la rivalidad fraternal que existía en esa gran fiesta deportiva.

¿Por qué las vallas?

Yo no quería correr ese evento, pensaba más en los cien metros, que hacían furor por aquella época. Teniendo en cuenta que ya sabía pasar las vallas me propusieron probar y en la prueba me quedé.

¿Cuándo supiste que serías el mejor vallista de Cuba?

El colectivo de profesores de la EIDE en esa época estaba de acuerdo que mis condiciones daban para tener grandes resultados y no les creí mucho, pero los logros en la categoría juvenil siendo aún escolar me llenaron de optimismo en cuanto hasta dónde llegaría en un mediano plazo.

¿Quién fue el entrenador que te llevó a la cima?

Primero tengo que destacar los logros que alcance con Jorge Cumberbacht e Irolán Hechevarria, como soportes del trabajo previo, pero quien me llevó a la cima fue Heriberto Secundino Fernández Arroyo. No sólo me entrenó sino que me enseñó cada paso que di en las carreras con vallas. Al final de mi carrera me entrenó Eneas Muñoz, un gran hombre, a quien no se le reconoció todo su valor en Cuba.

¿Cuándo supiste que serías el mejor vallista del mundo?

A los 17 años supe que podía llegar más lejos de lo que había llegado. A esa edad asistí a los Juegos Panamericanos de Cali, Colombia en el año 1971. Esto me abrió las puertas para los Olímpicos de Múnich, al año siguiente.

Una importantísima victoria obtuviste en los Juegos Panamericanos México 1975, pues te convertiste en el primer campeón no americano de tu especialidad ¿Qué recuerdas de ese, tu primer gran éxito internacional?

La calidad de los participantes estaba pareja. Yo tenía la mejor marca de las eliminatorias y pensé siempre en el triunfo. No me confié hasta pasar la meta siendo ganador. El orgullo fue inmenso porque no existía un atleta no americano campeón de ese evento en anteriores juegos y además, porque aún era muy joven.

A veces llegar segundo es una victoria… otras veces es la peor de las derrotas. ¿Cómo aprecias la medalla de plata que ganaste en Montreal 1976?

Sin hacer comentarios que parezcan una justificación, se presentaron sucesos que me perjudicaron. Sólo diré uno: me apartaron de la mayoría de los corredores que discutían las medallas en la final. Eso me causó malestar, porque no fui el más rápido en la arrancada y todos estaban fuera de mi foco y fue en la sexta valla que los pude ver. Allí fue que comencé a acelerar y logré llegar segundo a la meta. Aún así pensé que había ganado, pero fue lo contrario y sentí que no cumplí con mi objetivo.

En las Universiadas Mundiales de Sofía 1977 corriste los 110m c/v en 13.21 segundos, un récord mundial para la distancia. ¿Qué significó ese récord para ti? ¿Cómo recuerdas ese momento?

Significó lo que siempre quise: ser el mejor del mundo… y lo logré. No me importaba el tiempo que fuera recordista del mundo, quería tener la mejor marca y la realicé. Recuerdo que ese día lo había conversado con Cheo Salazar y hasta bailé con una amiga que está en Miami y no veo hace bastante tiempo, Minette Bueno. El día era el ideal, temperatura, velocidad del viento y mi concentración; así se dio lo que esperaba.

Se habla de una anécdota con Alberto Juantorena, que mejoró, el mismo día, su récord mundial de 800m. ¿Podrías compartirla con nosotros?

En los Juegos Mundiales Universitarios (Sofía, Bulgaria, 1977), Juantorena y yo dormíamos en la misma habitación del hotel. Antes de las finales de nuestros eventos, que se realizarían el mismo día con minutos de diferencia, Juantorena me dijo: “Cuando regresemos de la competencia mira este papel que dejo en la gaveta” y nos fuimos. Todos saben lo que sucedió ese día, Alberto rompió el récord de 800m con 1:43.44 y yo el de 110m con vallas con 13.21. Cuando llegamos a la habitación se reveló lo que estaba escrito en aquel papel: “Hoy Casañas y yo vamos a romper los records mundiales de 110m c/v y 800m”. Hubo personas que no lo creyeron y me preguntaron si era o no verdad, pero lo que te cuento es la pura verdad.

Esta es una pregunta que tengo que hacerte, porque es también la duda de muchas personas que leerán esta entrevista ¿Qué pasó luego entre ustedes?

Nosotros nos distanciamos por tener puntos de vista divergentes en muchos aspectos. Esto que te voy a decir nunca lo he dicho en una entrevista: yo tuve que irme de Cuba por una especia de boicot deportivo que se tejió en torno a mi figura. Nunca quise abandonar mi patria, pero me vi obligado a hacerlo, pues allí no tenía oportunidades. Y aunque no tengo pruebas para demostrarlo, la conducta de Juantorena para conmigo, luego de que él fuera dirigente del Atletismo en Cuba y el mundo, fue la causa fundamental de que me fuera de Cuba a vivir en otro país. De cierta manera, yo siento que él fue el autor intelectual de este boicot deportivo.

En 1978 un jovencito de 19 años se acercó a tu récord mundial. Un año después lo superó y en 1981 se convirtió en el primer humano en correr los 110m c/v en menos de 13 segundos. Luego se retiró del Atletismo. Me refiero a Renaldo Nehemiah. ¿Fue el mejor vallista que has enfrentado? ¿En qué posición lo ubicas en la historia de tu evento?

Renaldo Nehemiah fue el mejor corredor de vallas que enfrenté. Era colosal, hasta verlo correr era un deleite. Yo lo sitúo, por lo que hizo y dejo de hacer tras su retiro y paso al fútbol (americano), como el mejor del mundo de esa etapa y entre los tres mejores de todos los tiempos.

Fuiste el gran favorito para Moscú 1980 por la ausencia de las principales figuras de Estados Unidos a esos Juegos. A pesar de que ganaste otra medalla de plata olímpica, todos (me incluyo) pensaban que serías el campeón. ¿Cómo te supo ese subtítulo? ¿Qué pasó en esa carrera? No sé si sabes que se descubrió, luego de la caída del muro de Berlín, que Thomas Munkelt había consumido esteroides en ese período.

Me sentí peor que en Montreal, porque fui agredido físicamente por el atleta ruso que iba a mi izquierda en dos oportunidades y eso retrasó mi carrera. Lo mismo le hicieron a Munkelt, pero por ser más fuerte que yo, no lo afectó como a mí. Remítanse a la película de la carrera para que vean lo que digo. Y tampoco creo que perdí esa final.

Luego de Moscú, estuviste muy bien en La Habana 1982, en los Juegos Centrocaribeños. Allí ganaste con un buen registro de 13.38. ¿Crees que tenías más para dar en esos últimos años?

Siempre me preparé con esmero para los compromisos de cada año y como era en mi patio ese Centroamericano, tomé un gran empeño en mi preparación y obtuve mi tercera medalla dorada consecutiva en Juegos Centroamericanos en el evento de 110m con vallas además de un cuarto título como integrante del relevo 4x100. Yo sabía que tenía más para dar, por lo menos hasta el 88 en Seúl, incluyendo Panamericanos, Centroamericanos y cualquier otra competencia importante.

¿Cuándo te retiraste del Atletismo? ¿Se te hizo algún homenaje por tu retiro? ¿Querías continuar compitiendo?

Yo no me retiré, a mí me retiraron por voluntad del INDER (Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación, organismo rector del Deporte en Cuba), cuando me preparaba para los Juegos Panamericanos de Indianápolis en 1987, estando aún en muy buenas condiciones físicas y mentales. Un buen día se aparecieron en mi casa y me dijeron que tenía que dejar el deporte… así mismo. Mi despedida se realizó dos años después de mi separación del atletismo. Claro que quería seguir compitiendo porque me sentía muy bien.

Me gustaría que analizaras la técnica de Casañas cuando corrías vallas.

La técnica de Casañas fue muy buena. Puedo asegurarte que una de las mejores de mi época. Pero esta técnica la obtuve gracias a muchas cualidades, que se van aprendiendo con el tiempo. Cualquier vallista de nivel mundial debe ser muy analítico, autocrítico, saber evaluarse a sí mismo, independientemente del criterio de su entrenador. Yo moldeé mi técnica, en gran medida, porque hacía los ejercicios de pase de vallas hasta sentirme cómodo en cada ejecución y también durante las repeticiones de carreras completas, en las que estabilizaba las marcas por etapa. Una clave para cualquier atleta que quiera llegar a la cúspide: que no falte a los entrenamientos y que cumpla al pie de la letra lo que planifique su entrenador. Yo así lo hice, con todos los entrenadores que tuve, y pude llegar a ser el mejor del mundo. Claro que el talento también ayuda.

¿Qué estudios hiciste y en qué época?

Estudié en la Escuela de Economía de Marianao. Posteriormente ingresé en la carrera de Economía en Comercio Exterior en La Universidad de La Habana y allí estuve hasta sexto semestre. Finalmente me gradué de Licenciado en Cultura Física en el Instituto Superior de Cultura Física Manuel Fajardo, en Ciudad de La Habana.

Luego del retiro como atleta, ¿a qué te has dedicado?

Luego del retiro del Atletismo, al que fui forzado, me he dedicado a ser entrenador del deporte que tanto amo.

¿En qué países has vivido y trabajado?

Resido en Colombia desde 1998, donde creé una familia. También estuve por espacio de dos años en México, en Pachuca, estado de Hidalgo. A México fui invitado por un amigo que conocí en mi época de atleta mientras que a Colombia fui a trabajar en 1997. Allí me enamoré de una colombiana, tuvimos una hija, que nació en Cuba y regresé un año más tarde para quedarme hasta el día de hoy. Aquí nació mi segunda hija.

Háblame de tu familia.

De mi familia te cuento que mis padres son fallecidos. Tengo dos hijos hombres. El mayor tiene tres hijos y el menor no tiene hijos. Tengo dos nenas que son colombianas. En Cuba tengo dos hermanos varones, así como sobrinos y primos. Mi única hermana, la mayor, está aquí en Colombia. Habitamos la misma casa. Ahora estoy soltero. La familia es larga y a cada rato encuentro un primo o un sobrino.

Quiero hacer un paréntesis en la entrevista a Alejandro Casañas para hacerle un obsequio. En mi trabajo de búsqueda de información encontré que un familiar suyo es un conocido atleta de disco. Me refiero a Frank Casañas. Actualmente Frank vive en España y compite por este país internacionalmente, luego de haber destacado en Cuba en la misma disciplina. Ocupó el quinto lugar en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, representando a España.

¿Qué relación te une a Alejandro Casañas?

Nuestro parentesco viene por nuestros abuelos. Yo era muy pequeño cuando Alejandro ya estaba en lo más alto. Mi padre también era deportista, de balonmano. Yo siempre fui un aficionado a los deportes y seguí los pasos de Alejandro por el Atletismo.

¿Qué significa Alejandro en tu familia?

Alejandro es un ídolo familiar. En una familia de deportistas como la nuestra, él es quien encabeza los títulos. Es una figura a seguir. Para mí es un gran ejemplo.

¿Conoces personalmente a Alejandro? ¿Lo viste correr?

Cuando comencé a practicar Atletismo aún no conocía a Alejandro y cuando entré en la Escuela Superior de Deportes Provincial (ESPA) a los 17 años, ya él se había retirado de las pistas. Un buen día coincidimos y estuvimos un buen rato hablando. Así fue como nos conocimos. Desde ese momento mi espíritu deportivo aumentó. Relacionarme con él me ayudó mucho. Lo vi correr pero solamente por Televisión.

Si gustas, envíale un mensaje.

El mensaje que quiero enviarle lo voy a ilustrar con anécdotas personales, relacionadas con él. Gracias a mi carrera deportiva he viajado por muchos países del mundo y dondequiera que llego, cuando escuchan que me apellido Casañas, siempre aparece quien me cuenta con cariño una experiencia vivida con Alejandro. Es muy emocionante para mí escuchar en cualquier ciudad del mundo, que muchas personas lleven en su corazón y en su mente la figura de nuestro Alejandro.

Ahora continuamos con la entrevista a Alejandro Casañas.

He sabido que estás transitando una enfermedad. Cuéntanos.

Les puedo decir que tuve adenopatías glandulares, un tipo de cáncer, que hoy desapareció, gracias a Dios, por el tratamiento que estoy recibiendo en Colombia. Estuve muy bajo de peso pero ya casi recuperé mi peso normal. En torno a mi enfermedad ocurrió algo que quiero contarte porque no lo puedo callar.

Cuando supe la noticia, mi primera reacción fue de desesperación y abatimiento. Luego comencé a pensar y una de las decisiones que tomé fue ir a Cuba a intentar que me ayudaran allá con el tratamiento. Envié cartas al INDER y al Consejo de Estado y ninguno me respondió mientras estaba en Cuba. Cuando llegué a Colombia y ya estaba en tratamiento, me llegó la respuesta del Consejo de Estado donde me decían que fuera a la Embajada a conversar mis problemas. Claro que no fui, porque ya para mí era muy tarde su respuesta.

Esto me convenció de lo que yo (y mi vida) les intereso a Cuba y su dirigencia.

¿Qué crees de los 110 metros con vallas en Cuba? ¿A qué se debe tal desarrollo?

La disciplina pasa por su mejor momento, con grandes talentos jóvenes y con un relevo asegurado, además de maestros que enseñaron a los entrenadores que hoy están al frente de estos resultados y unido a esto los materiales didácticos elaborados por estudiosos de la materia que no tuvieron la oportunidad de ser entrenadores.

¿Cómo ves el atletismo cubano hoy día?

El atletismo cubano hoy es más versátil por el número de disciplinas que se destacan en eventos de nivel mundial. Ojalá siga por ese camino, pues todos sus triunfos yo los disfruto como míos.

¿Te gustaba correr el relevo 4x100 metros?

Me encantaba correr el relevo 4x100. De hecho no me perdía una práctica aunque estuviera lloviendo.

A pesar de que contigo coincidieron Silvio Leonard y Osvaldo Lara, dos de los mejores velocistas cubanos de siempre, nunca hicieron un tiempo destacado como relevo. ¿A qué atribuyes esto?

Tuve la oportunidad de participar en el relevo 4x100 de Cuba por más de una década junto a Silvio Leonard y Osvaldo Lara y nunca realizamos una marca sobresaliente a pesar de tener parciales del más alto nivel mundial para la época. Creo que siempre nos faltó un cuarto hombre. Al final llegó Peñalver, pero muy tarde para nosotros como equipo.

Mirando tus resultados, vi que hiciste 10.1 en 100m en 1976. ¿Este registro no te hizo pensar en dedicarte a la velocidad?

En esa época había mucha competencia y no quise meterme en patio ajeno. Aunque tampoco fui guiado para que me involucrara en él, pero mi entrenador Heriberto siempre quiso que fuera polifacético. En el relevo, siempre que pude, competí.

Háblame de cómo es Casañas, el ser humano.

He sido rebelde, explosivo… pero, ¿cómo puede un atleta en este tipo de evento ser pasivo y sin carácter? Disfruto de ser como soy, no tengo nada que esconder, pero también soy compartidor, colaborador y respetuoso con mis compañeros, amigos y sus familias.

Como todo ser humano tengo defectos y virtudes. A pesar de lo que muchos puedan pensar, nunca tuve problemas en los lugares en los que competí y siempre recibí reconocimiento por parte de los organizadores de eventos en los que participé.

Algo que me hace sentir bien conmigo mismo es que, a pesar de todo lo que logré en el deporte, nunca dejé de ser una persona sencilla. Esto me lo dicen muchos amigos que hice en el tiempo que practiqué deportes: soy el mismo de aquellos años.

¿Qué relación tienes con los directivos del Atletismo en Cuba?

Con los directivos de este deporte en mi país no tengo relación alguna pues, en la mayoría de los casos, son personas sin vínculo directo con el deporte, al menos desde el punto vista competitivo. Quiero contarte algo que me ocurrió recientemente, cuando fui de visita a Cuba. Saludé afablemente a Jesús Molina en la sede del deporte cubano. Hablamos un rato con respeto, risas y chistes. Esto fue una sorpresa agradable para mí. De los dirigentes del deporte siempre recordaré a Jorge García Bango, quien era Presidente del INDER en mi época de atleta… era un hombre de verdad.

¿A qué se dedica hoy Alejandro Casañas?

Hoy me dedico a entrenar jóvenes talentos en la ciudad donde vivo, Barrancabermeja, en Colombia. Aquí no existen las condiciones requeridas para la actividad, pero he logrado buenos resultados. Dos de mis atletas han llegado a ser destacados corredores de 110 c/v en Colombia, sin tener pista y con solo 6 vallas. También tuve otros atletas de nivel juvenil.

Por desgracia en nuestro país se intenta olvidar a las personas que no están dentro del orden establecido. Tú, que fuiste muy famoso y le diste muchos triunfos a Cuba, ¿crees que se han olvidado de ti?

De hecho siempre fui olvidado porque no era de los preferidos por los dirigentes. Yo siempre fui irreverente y nunca me quedaba callado. De la nueva dirigencia del INDER, posiblemente muchos ni me conozcan o no sepan los logros deportivos que tuve en mi época de atleta. Es una lástima porque siempre representé a Cuba, mi país. Actualmente vivo fuera de mi patria, aunque no quise hacerlo.

Pero Casañas no fue un santo. ¿Crees que fuiste un “chico malo”?

A nadie le gusta que lo recuerden por las cosas malas. Claro que yo no era un santo. Pero un “chico malo” no fui. Y si no, que te lo digan los atletas que compartieron conmigo, los profesores o los organizadores de los eventos en que competí.

Pero sí, hice mis “travesuras”. Por ejemplo, luego de la temporada de 1977, cuando gané la plata en la Copa Mundial de Düsseldorf e implanté el récord en las Universiadas me dieron un LADA. Una vez, cuando estaba aprendiendo a conducirlo, se me ocurrió darle dos vueltas a la pista del Estadio Pedro Marrero en el auto. Eso provocó tal alboroto que me querían sancionar. Pero a mi rescate vino García Bango y solamente tuve que reconocer mi error públicamente. Son cosas que uno hace cuando muchacho, pero en general fui respetuoso y disciplinado.

¿Cómo te gustaría que te recordara el pueblo de Cuba y los seguidores del Deporte en tu tierra?

Me gustaría que me recordaran como el primer medallista olímpico y el primer recordista mundial cubano en carreras de vallas.

Quiero enviarle un gran saludo a todos mis seguidores, tanto a los que me vieron correr como a las nuevas generaciones de atletas y fanáticos del Atletismo.

Tengo que hacerte esta pregunta: ¿te gustaría ser incluido en el Salón de la Fama del Atletismo de Centroamérica y el Caribe?

Claro que me gustaría. El reconocimiento más grande de la carrera de un atleta es el del público y ese lo tengo. Pero ser considerado uno de los grandes de tu deporte es muy valioso para cualquier atleta. Además, si tengo todos los méritos para estar dentro del Salón de la Fama (del Atletismo de Centroamérica y el Caribe), lo más justo es que sea aceptado en ese importante sitio. Sería un bonito regalo para mí.

Quiero agradecer a Alejandro Casañas por haberme dejado entrar en su vida y compartir con el gran público sus momentos gloriosos, sus triunfos, sus sueños… y también los pasajes menos agradables.

Estas palabras finales son para confirmar que Alejandro sigue siendo el mismo y lo quiero hacer con una vivencia.

Nos conocimos en La Habana, en la casa de la FEU (un espacio donde los estudiantes de la Universidad de La Habana se reunían para jugar dominó y compartir momentos de ocio). Casañas, que vivía cerca de este sitio, visitaba asiduamente el lugar. Ya él estaba retirado del deporte y yo amaba el Atletismo, como siempre. Allí nos vimos en 10 ó 15 ocasiones (por cierto, es un gran jugador de dominó).

Para lograr esta entrevista tuve que remover cielo y tierra pues nadie sabía dónde estaba Casañas. Hasta que topé con él gracias a un atleta colombiano que me facilitó su teléfono. Cuando lo llamé, pensando que no se acordaría de mí, mi sorpresa fue grande y grata cuando me dijo: “Sí, claro, tú eres el alto que jugaba dominó en la casa de la FEU. Te recordé por la voz”. Eso me mostró que Casañas, a pesar de ser un gran campeón, no había olvidado sus raíces… y que todavía conserva su buena memoria.

Ojalá que Casañas logre su otro merecido sueño; el de ser incluido en el templo de los inmortales del Atletismo de Centroamérica y el Caribe.

Perfil atlético de Alejandro Casañas

20 mejores registros en 110m con vallas (electrónicos)

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Tomado Mundodeportes
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